domingo, 5 de mayo de 2013











Introducción
Al término de la Guerra de Reforma, la república vivía serios conflictos económicos que obligaron al gobierno a suspender los pagos de la deuda externa contraída con Inglaterra, Francia y España. Como respuesta, se formó una alianza entre estos tres países europeos con la intención de exigir el pago de la deuda que les correspondía.
Para enero de 1862 los ejércitos de las tres potencias desembarcaronen territorio mexicano. Los tres dirigentes de las misiones entraron a negociar con el gobierno de Juárez. Tras reconocer la mala situación en la que se encontraba el gobierno, el ministro de México logró llegar a un acuerdo con los representantes de España e Inglaterra quienes poco después retiraron a sus tropas del país.
Sin embargo, los franceses se negaron a aceptar el trato y anunciaron que ocuparían México. Las tropas invasoras avanzaron desde la costa del golfo de México hacia el centro del país. Ocuparon la ciudad de México en 1863 y desde entonces el gobierno comenzó a trasladarse a varios puntos de la República, mientras los franceses seguían ocupando la capital. Fue hasta 1866 que Francia decidió retirarse dada la situación en la que se encontraba su país después de la Guerra de Sucesión estadounidense y la posible guerra contra Prusia.

Antecedentes

Los conflictos entre liberales y conservadores generaban una constante inestabilidad en el país que culminó cuando el general conservador Félix Zuloaga lanzó el Plan de Tacubaya. El plan exigía la redacción de una nueva constitución en lugar de la de 1857. El presidente, Ignacio Comonfort, estaba a favor del Plan, mientras que el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Benito Juárez, defendía la Constitución vigente. Este conflicto llevó a una guerra que duró tres años. Los liberales triunfaron y Benito Juárez puso fin a la Guerra Civil con su llegada al poder en 1861.
El gobierno constitucionalista regresaba triunfante a la capital de la república. Después de derrotar a los conservadores en la Guerra de Tres Años, los liberales celebraban con esperanza el comienzo de un nuevo gobierno. Pero en la capital, la clase política liberal no veía los beneficios que se suponía iban a resultar de la restauración del orden constitucional. Algunos continuaron exigiendo la anulación de la Constitución de 1857 y propusieron que solo se siguieran las Leyes de Reforma. Otros, pedían una dictadura liberal que gobernara según las necesidades revolucionarias pero sin la ayuda de Juárez. 
El gobierno juarista no parecía satisfacer a nadie. Con el tiempo comenzaron a formarse grupos dentro de los liberales. En septiembre de 1861, casi la mitad del Congreso pidió que Juárez renunciara. Los diputados en contra del presidente afirmaban que su incompetencia había detenido la Revolución, además de que había perdido el amor del pueblo. Fue en medio de la creciente hostilidad de los grupos liberales donde Juárez tuvo que enfrentarse a un problema todavía mucho mayor: la bancarrota de la hacienda pública.
El tesoro a nivel estatal y nacional se vio afectado por la inevitable Guerra Civil que llevó a la devastación económica del país. La federación tenía que afrontar los pagos de la deuda pública interior por gastos de combate en la guerra y sin la colaboración de los estados. Por esto, el gobierno de Juárez tuvo que afrontar los problemas bancarios con solo los ingresos provenientes de la federación y con la venta de bienes nacionalizados. También se pensó en usar las riquezas de la iglesia dado que el Estado se apropió de ellas.
Pero los compromisos con proveedores y prestamistas durante la guerra no tardaron en absorber el dinero de los productos nacionalizados, y la riqueza eclesiástica resultó no ser tan grande.

La deuda externa
El gobierno, desesperado y sin saber cómo reducir más el presupuesto, optó por declarar una moratoria sobre los pagos de la deuda externa y las convenciones diplomáticas firmadas con Inglaterra, Francia y España. Es decir, suspendió el pago de las deudas que tenía con estos tres países por dos años en lo que se restauraba la economía nacional.

La intervención tripartita

El nuevo gobierno republicano y las tres potencias implicadas llevaban ya desde hace tiempo una relación conflictiva. Con España empezaron los problemas desde los primeros años de independencia pero fue a partir del rompimiento de las relaciones diplomáticas en 1857 que se formó un grupo español que exigía una invasión militar a la antigua colonia. Por otra parte, el gobierno liberal estaba implicado en la extracción de plata de la delegación inglesa que Leonardo Márquez, militar mexicano, había efectuado. En cuanto a Francia, el gobierno de Napoleón III tenía intensiones de instaurar una monarquía en México.

Por estos motivos, al enterarse de la suspensión de pagos de la deuda externa, Francia, España e Inglaterra inmediatamente rompieron relaciones con el gobierno mexicano y formaron una alianza tripartita. Acordaron actuar conjuntamente para hacer una intervención militar e invitaron a Estados Unidos a unirse. Pero este país, aunque aceptó el derecho que tenían las potencias de rebelarse contra el deudor, declinó la oferta ya que por el momento se encontraba en medio de su propia guerra civil.
A pesar de que existían acuerdos básicos entre las tres naciones(como exigir el pago de la deuda, sin intervenir en los conflictos internos de México), cada país tenía razones diferentes para invadir México.
 







Los motivos de las potencias
De las tres potencias, quien tenía los planes más sencillos era Inglaterra. El gobierno británico no le interesaba más que cobrar lo que se le debía. Si bien hubiera querido que México tuviera un gobierno más estable y sólido con una monarquía, sabía que Estados Unidos no toleraría un príncipe europeo. Por lo tanto, esperando negociar un acuerdo, solo envió a setecientos hombres.España, por el contrario, tenía varios proyectos y aspiraciones para recuperar el territorio que había perdido. Envió el contingente de tropas más grande: seis mil hombres. Pero las ambiciones e intereses de los españoles estaban muy alejados de la realidad.
Los planes de Francia iban más allá de los motivos financieros. Para Napoleón III, esta intervención representaba la oportunidad de establecer la monarquía que desde 1840 varios conservadores mexicanos habían esperado. Además de la enorme riqueza natural que ofrecía México a la industria francesa por su posición geográfica inmejorable.


Los preliminares de la Soledad: Francia se queda sola
En diciembre de 1861 llegaron las primeras tropas españolas a Veracruz y un mes después se unieron las inglesas y francesas. El gobierno juarista, consciente de la situación, mostró de inmediato su disposición para negociar con las potencias aliadas.
El texto conocido como “Los Preliminares de la Soledad”, pedía el reconocimiento de las tres potencias al gobierno de Benito Juárez a cambio del restablecimiento de los pagos a la deuda externa. A raíz de estos acuerdos, las reclamaciones de Inglaterra quedaron satisfechas y las pretensiones de España terminaron. Los planes de Francia, en cambio, parecían haber fracasado. Su intervención por la suspensión de pagos de la deuda solo había sido una excusa para invadir el país.
Cuando los franceses no aceptaron los tratados de la Soledad, dejaron en manifiesto sus verdaderos intereses en México. El 9 de abril de ese año, tras una breve discusión entre los representantes de las tres potencias, se dio por rota la alianza tripartita. Las tropas inglesas y españolas abandonaron Veracruz a principios de Mayo. No obstante, el ejército francés permaneció en el país para iniciar la segunda invasión francesa.




La Batalla de Puebla

Las tropas francesas avanzaron con facilidad a la ciudad de Puebla. Pero el 5 de mayo de

1862, los detuvo el llamado Ejército de Oriente bajo el mando del general Ignacio Zaragoza, ayudado por comunidades indígenas como los indios zacapoaxtlas de la Sierra de Puebla.
El triunfo en la Batalla de Puebla, en términos militares, no significó la derrota de los franceses. Sin embargo, el 5 de mayo representa una victoria muy importante para el pueblo de México, ya que los mexicanos habían logrado vencer a un ejército que en ese momento era considerado el mejor del mundo.



El Sitio de Puebla
Después de la primera derrota, Napoleón III decidió remplazar al general Lorencez por un jefe profesional y de gran experiencia llamado Élie Forey. Asimismo, reforzó su ejército mandando a veteranos de las guerras de África.
El ejército se dirigió a Veracruz para preparar su segunda incursión, a la vez que se solicitaba a París el envío de refuerzos. A finales de ese año llegaron dos divisiones bajo el mando del general Forey con veintiocho mil hombres, a los que se agregaron siete mil mexicanos comandados por los generales conservadores Juan Nepomuceno Almonte y Leonardo Márquez. Este ejército se puso en marcha hacia Puebla a principios de marzo de 1863.
Para entonces, el Ejército de Oriente ya contaba con varias fuerzas a su disposición dirigidas por generales de mucho prestigio como Miguel Negrete y Porfirio Díaz. El ejército estaba comandado por el general Jesús González Ortega que había asumido el mando luego de que Ignacio Zaragoza muriera en septiembre del año pasado de tifus.
Los invasores llegaron a la ciudad el 16 de marzo pero la batalla comenzó formalmente el 21. Los soldados franceses lograron vencer a la defensa del fuerte en San Xavier y en La Guadalupita con dificultades. Después avanzaron con dirección al zócalo de la ciudad, pero en el transcurso fueron sorprendidos por la fuerza comandada por Porfirio Díaz.
En el libro,Memorias de Porfirio Díaz, escrito por Matías Romero y dictado por el mismo Porfirio Díaz, se describe muy bien lo vivido en la batalla de San Agustín el 2 de abril de 1863:









“En esos momentos disparé contra los franceses (…) al grado de que abandonaron el patio que ya ocupaban y se replegaron al zaguán (…) quedando solamente el cabo. Entre él y yo cargamos de nuevo la pieza, cuando se adelantó sobre nosotros un zuavo que probablemente habría matado al cabo, si yo no salgo a su defensa. Saqué al efecto mi pistola; pero era tan mala, pues mis cortos recursos no me habían permitido comprar una buena, que se me desarmó y me quedé con el puño en la mano, el cañón en el carcax y el cilindro rodó por el suelo; arrojé el puño de la pistola al pecho del zuavo y me adelanté sobre él, pero sintiendo un golpe se creyó sin duda herido, porque había muchos disparos en esos momentos y regresó al zaguán en donde estaban sus compañeros.
Como a las diez y media de la noche todo había concluido en la manzana de San Agustín (…) salí con la tropa suficiente a cerrar la brecha que había abierto la artillería enemiga y a establecer allí la defensa, obra costosa para nosotros, porque la hacíamos bajo el fuego de fusilería; pero al fin la terminamos y quedamos en mediano estado de defensa para el caso de que la brecha volviera a ser atacada, como lo fue el día siguiente”(Romero, 1892. 261-262).




La Batalla de Camarón
Dada la resistencia presentada por los mexicanos a mediados de abril, el mando francés realizó un Consejo de Guerra en el que se planteó dirigirse directamente hacia la Ciudad de México. Sin embargo, el general Forey decidió mantenerse en el Sitio de Puebla el tiempo necesario para cobrar la derrota del 5 de mayo.
Pero el tiempo pasaba y los alimentos comenzaban a escasear. El 29 de abril de 1863 un escalón francés partió al puerto de Veracruz con la misión de abastecer las tropas francesas con víveres, oro y materiales. El destacamento estaba formado por 62 hombres al mando del coronel Pierre Joseph.
Al día siguiente, mientras recorrían el lugar, el ejército mexicano llegó a atacar. La primera batalla la ganaron los franceses gracias a la artillería, pero las tropas mexicanas consiguieron refuerzos. El capitán Danjou recibió un disparo y falleció. Sus soldados continuaron resistiendo a pesar de estar en completa desventaja y solo se rindieron cuando fueron invitados por el coronel mexicano Milán a retirarse.
Tiempo después, el ejército mexicanotambién comenzó a padecer hambre y escasez de municiones. Tras dos meses de heroica resistencia, González Ortega convocó un Consejo de Guerra en el que se decidió entregar la ciudad. Las fuerzas francesas entraron a Puebla el 19 de mayo de 1863 y continuaron avanzando hacia la capital sin oposición.

La invasión
Tras la caída de Puebla, el gobierno de Juárez consideró la situación perdida y ordenó cargar los archivos para abandonar la ciudad el 31 de mayo. Diez días después la capital les daba la bienvenida a los soldados de Napoleón. Los conservadores los recibieron como héroes y de inmediato comenzaron los preparativos para la instauración de un sistema monárquico.
Mientras tanto, la caravana presidencial llegaba a Dolores, Hidalgo, esperando instalar allí el gobierno. Pero el general conservador Tomás Mejía se encontraba en la zona y hubo que continuar hacia el norte, hasta San Luis Potosí. El gobernador de ahí entregó a Juárez el edificio de gobierno para usar el lugar como un gobierno provisional.
Las fuerzas republicanas resistieron al avance francés en varias ocasiones. En Tabasco, frenaron a los franceses al derrotarlos en la Batalla de El Jahuactal el 1 de noviembre. La ciudad de Tampico fue bloqueada por guerrilleros republicanos y en el sur, Porfirio Díaz y su ejército obstaculizaban el paso de México a Veracruz.
A pesar de esto, el ejército francés que superaba ya los 45 mil hombres, tomó la capital del estado de San Juan Bautista. Para entonces ya ocupaban también los territorios de Tlaxcala, Toluca y, muy pronto, Querétaro. El 9 de noviembre, el general imperial Márquez llegó a San Luis Potosí, solo días después de que Juárez trasladara su gobierno a Saltillo.Para 1864, la invasión francesa ya ocupaba Guadalajara, Aguascalientes y Zacatecas.
Debido a la reducción de territorio mexicano, Benito Juárez se vio obligado una vez más a trasladar su gobierno, esta vez a Monterrey. La situación estaba cada vez peor para los republicanos, incluso varios generales como Manuel Doblado y González Ortega le pidieron a Juárez su renuncia para poner fin a la guerra.
Pero el 27 de febrero de 1864 pasó algo que regresaría la esperanza a México. Las fuerzas federales tabasqueñas al mando del coronel Gregorio Méndez Magaña lograron derrotar a los franceses en la memorable Toma de San Juan Bautista, recuperando la capital del estado y dando nuevos ánimos para continuar la lucha.


Maximiliano de Habsburgo

La derrota de los republicanos se hacía cada vez más evidente, a excepción de algunas batallas ganadas por el ejército mexicano. Entonces Napoleón III acordó instaurar el Imperio que no había podido restaurar desde el emperador Agustín I de México, todo para convertir a México en una potencia que pudiera contrarrestar el poder que E.U. estaba ganando en América.

El Partido Conservador comenzó con la búsqueda de un príncipe europeo con aptitudes para gobernar el territorio. El nuevo emperador tenía que ser católico y debía respetar las tradiciones de la nación. Durante meses se discutieron los posibles candidatos, pero fue Napoleón III quien propuso al archiduque Maximiliano de Austria.
El archiduque no estaba del todo convencido de aceptar el trono del nuevo Imperio. Pero la delegación de notables convocó un voto popular en el cual los mexicanos expresaron su deseo de que se restaurara la monarquía. Y aunque las votaciones solo se hicieron en la Ciudad de México, esto fue suficiente para convencer a Maximiliano de gobernar el Imperio.
El 28 de mayo de 1864, llegó Maximiliano al puerto de Veracruz. En su travesía a la Ciudad de México se dio cuenta de lo destruido que había quedado el país por la guerra, pero no dejó  de apreciar los hermosos paisajes que la nación le ofrecía. Al llegar a la ciudad, se instaló en el Castillo de Chapultepec y lo usó como residencia. Durante su gobierno, construyó museos y trato de conservar la cultura mexicana, uno de sus primeros actos fue restringir las horas de trabajo y cancelar las deudas altas de los campesinos. También prohibió las “tiendas de raya” y restauró la propiedad común.
Con el tiempo, el gobierno de Maximiliano de Habsburgo se interesó más por México y por su gente. Los objetivos de su administración ahora estaban orientados a la justicia y el bienestar de los mexicanos. Pero la política de Maximiliano resultó ser más liberal que lo que sus partidarios conservadores pudieron tolerar. Muchos conservadores mexicanos retiraron su apoyo, mientras que algunos  liberales se unieron al nuevo régimen.
Los liberales más republicanos encabezados por Benito Juárez continuaron buscando la derrota del imperio por todos los medios. El apoyo de Estados Unidos fue un elemento crucial en la guerra contra los franceses. Sobre todo porque no deseaban la presencia de una monarquía europea en América, posición expresada en la Doctrina Monroe.

Al final, fueron los cambios políticos internacionales los que ayudaron a los republicanos. La Guerra Civil en Estados Unidos había terminado y los americanos estaban listos para apoyar al gobierno de Juárez. Por otra parte, Francia se enfrentaba a serios problemas en Europa y necesitaba a sus tropas de regreso en el país, lo que permitió el avance de las tropas republicanas a al centro de México.
De esta manera el Imperio se quedo solo. Maximiliano pensó entonces en abdicar y regresarse a Austria, pero sus consejeros lo convencieron de quedarse. En 1867, el ejército imperial se marchó a Querétaro. Pero el 15 de mayo del mismo año, la ciudad fue tomada por las tropas republicanas al mando de Mariano Escobedo. Maximiliano y sus dos generales, Miguel Miramón y Tomás Mejía, fueron sentenciados a pena de muerte y fusilados el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas.
Finalmente, el 15 de julio de 1867, Benito Juárez entró a la ciudad de México. A raíz del triunfo republicano el gobierno de México rompió relaciones con todos los países que reconocieron a Maximiliano, Estados Unidos no fue uno de ellos. 


Conclusión
La Segunda Intervención Francesa no fue más que un intento de establecer una monarquía europea en América. Estados Unidos se encontraba en medio de la guerra de Sucesión y no podía hacer nada ante la injerencia de Europa en el continente. Por lo tanto, cuando se anunció la suspensión del pago a la deuda externa, Francia vio la oportunidad de instaurar una monarquía en México para así quitarle poder a los norteamericanos. Pero después de cinco años de invasión, debido a problemas políticos, las tropas francesas finalmente se retiraron, dejando a México devastado y con una deuda aún mayor a la que ya tenía.
El gobierno mexicano heredaba una economía inestable y la sociedad mexicana continuaba dividida en liberales y conservadores. Sin embargo, el fin del segundo conflicto contra Francia marcó el comienzo de una nueva época para México. En los próximos diez años, se darían los primeros pasos para la recuperación del país en el periodo mejor conocido como la República Restaurada. 

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